Cuba
Historia del Bolero en Cuba
LOS PRIMEROS AÑOS DEL BOLERO EN CUBA.
A finales del siglo XIX surge el bolero entre los trovadores de la Provincia de Oriente, en
Santiago de Cuba, e inmediatamente se popularizó debido a las serenatas que en ese
momento eran muy frecuentes. Entre los trovadores se destacaba José “Pepe” Sánchez que
era conocido como El Rey de la Trova, sastre que se desempeñaba mejor con la guitarra, a
pesar de carecer de estudios musicales. Él fue el creador del primer bolero llamado
Tristezas que fue también el primero que se grabó en México en 1907, en las voces del
dueto Ábrego y Piazo, con el nombre de Un beso.
Sánchez fue maestro de trovadores como Sindo Garay, Alberto Villalón, Manuel
Corona, Rosendo Ruiz, Emiliano Blez, que junto con Patricio Ballegas , Rafael “Teofilito”
Gómez, Oscar Hernández y Juan Carbonell constituyeron una generación de trovadores
que impulsaron el bolero en sus primeros tiempos, ya sea en forma de solista, duetos, tríos
o quintetos, cantando y componiendo canciones. “Villalón fue el primer trovador que
grabó en los primitivos cilindros fonográficos. También fue el primero de los discípulos de
Pepe Sánchez en llegar a México cantando con Adolfo Colombo y el gran Miguel Zaballa,
como parte de la compañía de variedades de Raúl del Monte.”6, constituyéndose en pieza
esencial para el desarrollo del bolero en México.La primera bolerista mujer en Cuba fue María Teresa Vera, que con el tema
Mercedes, de Manuel Corona, inicia su legendaria carrera cuando apenas tenía 15 años y,
entre los cantantes, Eusebio Delfin (1893-1965) fue el primer bolerista propiamente dicho;
a partir de 1921 grabó numerosas canciones cubanas cambiando el estilo de
acompañamiento por un rayado o rasgueado, esto es un acompañamiento con semiarpegios
y además, repartió el ritmo en un compás y medio, mientras que la mitad del
segundo permanecía en silencio; estos serán los elementos musicales que caracterizarán el
bolero hasta nuestros días.
LA DIFUSION DEL BOLERO CUBANO.
Dos factores influyeron para que el bolero cubano saliera de las fronteras de la isla:
el disco y la radio. Cuando el bolero nació no existían ni uno ni la otra, pero poco a poco se
comenzó a dar lo que algunos llamaron la revolución de los medios de comunicación,
causada por el gramófono, los discos y la radio.
Con la invención del fonógrafo en 1878, y la fabricación de discos planos en serie,
que despasaron los cilindros de metal con recubrimientos de ceras máquinas reproductoras
de sonido utilizando cilindros de metal, se inició el proceso de formar un mercado de
consumo para la música grabada.
Por las características del mercado, los primeros discos fueron de una música que
compartieran los sectores pudientes, sobre todo, de los países industrializados, con
suficiente efectivo para comprar la nueva máquina y los discos. Pero la elaboración de
fonógrafos atravesaría una transformación significativa orientada a la producción en masa,
para un amplio consumo personal o familiar cuando la Compañía Víctor lanza una
campaña para popularizar su Victor’s talking machine o Victola; parte de esta campaña
era producir discos que tocaran la fibra sentimental de los potenciales compradores de esa
Victrola, para entusiasmarlos a adquirir la máquina.
A partir de la conclusión de la Primera Guerra Mundial la producción de discos
comienza a tener importancia económica por sí misma; es decir, ya no era solo para
estimular la compra de Victrolas, sino por su propio valor comercial. Es en este momento
en el que llegan a Hispanoamérica las primeras grabaciones hechas en Estados Unidos, que
en muchas ocasiones tenían sus títulos en inglés, a pesar de estar cantadas en español;
ejemplos de ello son boleros como Perhaps, perhaps, perhaps (Quizás, quizás, quizás) o
Green eyes (Aquellos ojos verdes).
En opinión del venezolano Néstor Leal, la comercialización del disco de bakelita
grabado en 78 r.p.m. y su radiodifusión fue lo que permitió que el bolero se difundiera más
allá del Caribe, a países como Buenos Aires, Bolivia, Paraguay y México. En 1948
aparecen los discos de larga duración (LP), cuando la firma Columbia sorprendió al
mercado norteamericano con un disco que giraba más lentamente que el otro, -a 33 1/3
r.p.m- y, en vez de un máximo de tres minutos que duraba el disco de 78 r.p.m., éste
ofrecía hasta 23 minutos por cada cara. El elepé fue el vehículo difusor de la música
durante cerca de 30 años, para ser desplazado por los discos compactos de la actualidad.
Al mismo tiempo que el disco permitía, por primera vez en la historia, archivar
ondas sonoras y reproducirlas después por medios técnicos, aparecía otro gran aliado en la
divulgación musical: la radio.
La radio comenzó sus transmisiones en 1906 en Massachussets, Estados Unidos y
desde ese momento se inició la posibilidad de difundir a grandes distancias todo tipo de
información y música a través de este medio. Algunas difusoras de radio se especializaron
en transmisión de boleros, entre ellas destacan la RCH – Cadena Azul, de Cuba; XEW, de
México; Radio Nacional de España y Radio Barcelona, de España; Radio Corporación, de
Chile; Radio Mundo y Radio Belgrano, en Argentina; la Voz de Barranquilla y la Voz de
Bogotá, en Colombia.
A partir de esta enorme difusión por diferentes países de Latinoamérica, el bolero
se convertiría en un punto de enlace e identidad entre los países al sur del Río Bravo,
aunque realmente el bolero se desarrollo fuertemente también en los Estados Unidos.